Chocolala Belga

Es una maravilla!!! Una chocolatería tradicional y atendido por un señor encantador. Su chocolate caliente especiado es una delicia y sus tabletas de chocolate artesano son increíbles. Es de lo mejor q hay en Madrid.

Excelentes chocolates, muy bien elaborados con ingredientes naturales y de exquisito sabor. El trato es muy amable y la persona que atiende no tiene problema en explicar la elaboración de cada una de sus variedades.

En un rincón pintoresco del centro de Madrid apartado de la bullanga una fábrica de chocolate“ no menos pintoresca y encantadora ofrece el mejor chocolate belga

Una pena que vaya a cerrar por jubilación. Ojalá encuentre alguien dispuesto a continuar haciendo esos bombones maravillosos. Hoy hemos comprado gajos de naranja y otros tres sabores más y están taaaan ricos...!!!

El bombón de chocolate con crema de almendras posiblemente sea el mejor bombón que se pueda probar. Ojalá no cierre nunca para venir a probarlo en cada visita a Madrid. Recomendable 100%

Lugar espectacular que queda cerca de la estación de metro de ópera, justo estaba caminando por la zona y lo conseguí como escondido. El señor que nos atiende es suuupeer agradable y nos hizo pasar un rato bastante ameno. El chocolate? DELICIOOOSO. Probamos distintos sabores de trufas y bombones.Volveremos!

Un rinconcito belga escondido en Madrid. Chocolates y bombones artesanos hechos al momento por Paul, que los sirve con todo el cariño y dedicación del mundo.

Chocolates muy buenos y artesanos. El trato fue excelente y todo lo que compramos estaba delicioso.El sitio es pequeño pero muy agradable. Se puede ver dónde se hace el chocolate.Parece que entras en otro mundo, incluso en otra época. Totalmente recomendable y sitio al que volveré

Impresionante, no tengo otra palabra. Le descubrimos hace poco buscando los mejores chocolates en Madrid. Y sí, bien merecida esa posición. Paul Hector tuvo una charla con nosotros de lo más agradable, nos explicó de dónde viene su materia, su buen hacer y su pasión, y eso no hace más que engrandecer un producto que ya es de por sí enorme. Las trufas, los bombones y un chocolate con ñoras que quita el sentido han contribuido, junto al artesano, a añadir su tienda a la lista de sitios obligatorios a visitar en Madrid de vez en cuando. Entrar en esa pequeña tienda es como viajar a otro tiempo donde todo importa y se hace con mimo. Verle tratar sus bombones, empaquetarlos y colocar sus propias etiquetas completan una experiencia perfecta. Degustarlos en casa solo confirma las expectativas. Un 10 Paul.