Eco Hotel Doña Mayor

El hotel me ha encantado. La habitación era muy amplia, al igual que el baño. La cama era grande y muy cómoda también, dormimos de lujo. Cuentan con una zona de jardín con tumbonas y una alberca para refrescarse donde se está muy a gusto.Ofrecen varias actividades, a cada cual mejor: alquiler de bicicletas para poder disfrutar del canal de Castilla, masaje de reflexología con el que sales completamente relajada, y observación de las estrellas en la que aprendes un montón de cosas súper curiosas, donde te enseñan a diferenciar algunas constelaciones y te muestran con el telescopio algunos objetos del espacio profundo.De todo lo que puede contarse sobre el hotel, lo que más me ha gustado, sin lugar a dudas, ha sido el trato del personal. Son muy amables y atentas, saben también aconsejar sitios que visitar o cosas que hacer por la zona sin agobiarte ni ser pesadas. Creo que ellas son lo que cierra el círculo de tranquilidad y buen ambiente que se respira en el hotel.Lo recomiendo, yo repetiría.

Una mala experiencia.150,00 euros una habitación doble y no incluyen el desayuno.Una vergüenza.Además, tienen bar pero no camarero y te tienes que servir tú lo que quieras tomar, lo apuntas en un papel y luego te lo cobran a precio de oro sin haber hecho nada ellos.No vayáis nunca.

La experiencia en general fue bastante buena de no ser por lo decepcionante del desayuno. Una verdadera lástima! De una estancia que podía haber sido de 10 se quede en un 5 raspado. La palabra para definirlo fue rácano "

Es un lugar muy bonito, cuidado e íntimo. Cada detalle y cada rincón están pensados con amor. Además, las mujeres que atienden son muy amables y están atentas a cada posible necesidad que puedas tener. Es muy romántico e ideal para desconectar del camino o de la ciudad.

Para pasar unos días y desconectar de todo está genial, las chicas son super amables y te ayudan en todo donde comer que visitar ! La cama enorme para dormir como un tronco! El desayuno muy rico y las zonas para descansar como la zona del la alberca muy cuidadas todo al detalle sin dudarlo un sitio donde volver

Excelente. El sitio perfecto para desconectar.Las habitaciones y el entorno del hotel son bonitos y relajantes. Las chicas majísimas y atentas a cualquier detalle.Totalmente recomendable y, en mi caso, sin duda para repetir.

Después de pasar el fin de semana en el hotel, podemos decir que ha sido una experiencia de 10. La atención a los detalles, el trato amable del personal, las instalaciones, la limpieza,... Todo perfecto.En adelante será nuestro hotel del referencia en Frómista, tanto que ya hemos reservado la habitación para el mismo fin de semana del año que viene.

A priori un hotel del que esperas un nivel superior queda escaso el personal. Muy atento a todo lo que necesitas pero limitado por las múltiples tareas que tienen que realizar. Se pide silencio en los pasillos para que la estancia sea tranquila e idílica para los alojados y sin embargo en recepción hay un timbre que cada vez que alguien llega y no hay nadie para recibirlo, suena por todo el hotel para que la recepcionista/camarera de piso/camarera en el desayuno acuda al hall de entrada.Una pena. Porque las instalaciones son preciosas, muy cuidadas y decoradas con mucho gusto. Las áreas de descanso un lujo, con su hamaca de árbol o su zona de la alberca, pero te tienes que servir tú si quieres tomar algo y pagarlo más que en cualquier terraza en plena plaza Mayor de una ciudad importante. El precio no está acorde al servicio.

El Eco Hotel tiene todo lo necesario, de calidad, minimalista y acogedor al mismo tiempo. Se respira mucha profesionalidad y organización. Habría que destacar los detalles, tales como mapas y folletos bien señalizados y con toda clase de información, los refrescos de bienvenida y las actividades. Imposible olvidar los masajes de Lidia, gran profesional, así como los jabones y cremas de elaboración propia.El punto es ideal para amantes del románico, peregrinos y turistas.Vamos, ha sido un acierto que repetiremos

Qué decir del hotel... especial cuidado en la limpieza, comodidad y espacio habilitado para los residentes.. cuenta con dos jardines tranquilos y relajantes que merecen la pena comentar (uno de ellos incluso cuenta con una alberca con cascada, todo un puntazo)Ofrecen un desayuno compuesto por tostadas café y zumo. Me sorprendió que ofreciesen la posibilidad de poder repetir.Finalmente, en cuanto al ambiente.. se respira un ambiente familiar que hace que este lugar haya sido tan especial.. trato muy cercano.Nos volveremos a ver¡!